La crisis sanitaria
provocada por el coronavirus nos hizo sentir vulnerables frente a un enemigo
invisible y desconocido. ¿Cuántos otros
enemigos desconocidos no tendremos que enfrentar a futuro si no asumimos el
cuidado responsable de nuestro planeta?
En mayo 2015 la encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común, nos invitó a un urgente diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta y ese mismo año, la Organización de Naciones Unidas (ONU) publicó los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, que complementa la reflexión a la que nos invitan sobre el cuidado de la casa común.
La encíclica nos invita a un diálogo para buscar soluciones integrales a los desafíos ambientales y sus raíces humanas, que nos ha llevado, a una crisis cultural, espiritual y ecológica sobre la cual se reflexiona en los 246 párrafos del texto de Laudato Si.
No podemos eludir el diálogo, porque las causas humanas de los desafíos ambientales no pueden ser superados con soluciones estrictamente económicas o políticas, requiere una visión integral, por ello, Laudato Si, reconoce en el diálogo, la reflexión y el encuentro entre las personas, la fórmula ideal para construir con mayor sabiduría soluciones integrales.
Ese diálogo al cual nos invitaron es presentado por la encíclica como un proceso que requiere paciencia, ascesis y generosidad, que exige sinceridad y verdad en las discusiones científicas y políticas que además, se desarrolle con transparencia y honestidad.
Así mismo, se plantea un diálogo en el cual el lenguaje técnico-científico pueda encontrarse con el lenguaje popular e incorpore la cultura local en la reflexión sobre el cuidado de la casa común.
Como sociedad, nos recuerda la encíclica, somos cada vez más interdependientes unos de otros, por lo tanto, las consecuencias perjudiciales de los estilos de vida, producción y consumo nos afectan a todos, esa realidad demanda soluciones desde una perspectiva global, que supere los intereses de cada país.
La invitación es a un diálogo incluyente y amplio, un diálogo con todos los actores sociales, políticos y económicos, que integre la perspectiva internacional, nacional, estadal o regional y local.
Desde la perspectiva internacional, hace un llamado para que los Estados si bien salvaguarden sus soberanías, dejen un espacio para la construcción de consensos para enfrentar los desafíos comunes. Es necesario que los acuerdos internacionales se cumplan y es urgente contar con instituciones internacionales fuertes, eficazmente organizadas, con autoridades designadas equitativamente por acuerdo entre los gobiernos nacionales y dotadas de poder sancionatorio, para lograr un diálogo efectivo.
En ese sentido se plantea la necesidad de una diplomacia que tenga la capacidad de promover estrategias internacionales que se anticipen a los problemas que nos afectan a todos; en ese sentido, Laudato Si reclama que las Cumbres Mundiales de ambiente no han logrado ser totalmente exitosas por falta de decisiones políticas significativas y eficaces.
Como bien lo dice Laudato Si, en términos generales, hace falta construir liderazgos que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las generaciones actuales incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras, con lo cual nos conecta con el concepto de desarrollo sostenible.
Pero el diálogo no debe limitarse al ámbito internacional, debe incorporar las perspectivas nacionales, estadales o regionales y locales; en ese sentido, se destaca el reconocimiento al municipio como parte de las soluciones, al exhortar a los parlamentos municipales a legislar para facilitar los acuerdos que permitan concretar acuerdos eficaces entre dos poblaciones vecinas para sostener las mismas políticas ambientales.
Sobre los actores del diálogo, Laudato Si destaca el papel del ciudadano, del “habitante local”, y les recuerda que a través de organismos no gubernamentales y asociaciones intermediastienen la oportunidad de influir en los gobiernos para desarrollar normativas, procedimientos y controles más rigurosos en materia ambiental.
En ese sentido es oportuno señalar que la encíclicaadvierte quesi los ciudadanos no controlan al poder político en cualquiera de sus niveles, tampoco podrá controlar los daños ambientales, de esta forma encontramos en la encíclica una referencia sobre la cual reflexionar en cuanto a nuestra responsabilidad cívica frente a los asuntos públicos a través de los mecanismos institucionales de participación ciudadana.
Precisamente sobre la sociedad civil, Laudato Si hace mención especial a los movimientos ecologistas, invitándolos un diálogo abierto y amable.
La encíclica también invita a las Iglesias a debatir entre ellas, orientando ese diálogo hacia el cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y fraternidad.
Laudato Si reconoce que la Iglesia es un actor más en ese diálogo, en consecuencia, no busca definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política.
Pero en ese diálogo con todos,la religión también debe asumir un diálogo con las ciencias,que aportará sin duda un debate que se enriquecerá por la aproximación que cada una hace a los problemas de la casa común y a sus efectos.
Por último, la encíclica hace un llamado para que la economía y la política se encuentren en el diálogo, y se coloquen al servicio de la vida humana; y destaca que la política no debe verse sometida a la economía, ni esta a los dictámenes y al paradigma de la tecnocracia. Particularmente sobre la política afirma que debe asumirse con visión amplia y llevar adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis.
Por último, es necesario advertir que la encíclica nos invita a cambiar el rumbo que llevamos en la construcción del futuro del planeta,y a enfrentar los desafíos globales desde la dimensión cultural, espiritual y educativa, para que lograr soluciones técnicas, políticas y económicas más efectivas, integrales y sostenibles.
La complejidad y profundidad del diálogo con todos sólo es posible valorarlo si nos adentramos a la lectura y a la reflexión cuidadosa de las líneas que integran el texto de la encíclica Laudato Si, que a 5 años de su publicación es una referencia útil y oportuna luego de haber experimentado como sociedad lo vulnerable que somos frente a enemigos invisibles y desconocidos.